Por Rubén Weinsteiner
Los
intentos de refutar con discursos racionales los discursos mágicos,
corren la misma suerte que los intentos de contestación de la ciencia
hacia la religión y viceversa.
Cuando se piensa en la transacción
campaña-voto, se tiende a priori, a analizar el equipaje de propuestas y
promesas, que se desplegarán con el objeto de resultar elegible. Ningún
votante hace un excel para votar, la estructuración del sistema de
preferencias a la hora de definir un voto o una adhesión, poco tienen
que ver con las propuestas concretas y racionales que se hagan. La
competitividad electoral muy poco tiene que ver con el listado de
propuestas.
Muchas veces vemos que nos molesta la corrupción de
A, pero no la de B, entonces, nos molesta la corrupción? O nos molesta
dependiendo de quien sea el corrupto? O bien la utilizamos solo como
herramienta para castigar a quien no nos gusta?
Luego del
derrocamiento de Perón, los militares prohibieron pronunciar las
palabras Perón, peronismo, Evita y los medios revelaban con prolija
frecuencia y periodicidad, hechos de corrupción del ‘tirano prófugo’,
(forma autorizada por la censura para nombrar a Perón) ilustrando esas
revelaciones con exposiciones de las joyas de Evita, y demás tesoros de
los funcionarios del gobierno derrocado.
La campaña contra Perón,
además de la corrupción, incluyó acusaciones de pedofilia, y el
señalamiento acerca de qué, su amistad con el boxeador de los Estados
Unidos, Archie Moore, tenía que ver con una relación homosexual (estamos
hablando de la década del 50). Inmediatamente en las calles de Buenos
Aires apareció un grafitti que rezaba: “puto y ladrón, igual queremos a
Perón”.
Si votáramos a un candidato simplemente porque nos gustan sus propuestas,
esas propuestas se convertirían en una commoditie que cualquier candidato podría tomarlas y utilizarlas.
Racionalidad
El
sistema de preferencias sólo un 15% de estricta racionalidad, 30% de
emocionalidad y 55 de lo que llamamos “reptiliano”, lo más instintivo,
atávico y profundo.
El reptiliano es inmune a los datos.
Ese 15%
racional, es funcional, y analítico, con una estructura de secuencia
lógica que se define en el cortex o corteza cerebral, que es la sede de
la razón, la herramienta lógica que usamos para ver el mundo.
Es el que define menos, pero como es el emisor, el que habla, nos parece que define todo.
“Voto
al candidato C, porque promete mejor transporte público, porque promete
incentivar el empleo, porque es inteligente y culto” “voto al candidato
porque C porque es honesto” “Es un gran economista”.
El listado de
propuestas, los discursos y las consignas operan fuerte en el cortex,
pero como dijimos solo determinan el 15% del proceso de decisión.
Emoción
El
30% del sistema de preferencias se define en el sistema límbico o
cerebro emocional, centro de la afectividad. Es aquí donde se procesan
las emociones (penas, tristezas, angustias o alegrías).
“Voto al
candidato A porque me emociona” “está comprometido con la tolerancia”
“es sensible con los que menos tienen”, “es un genio” “es de los míos”.
Los jingles, las canciones y los slogans operan fuerte aquí.
Aquí se
ubica la empatía, “el es como yo”. Todos los candidatos del mundo
cumplen con os dos rituales más primitivos, que logran esa empatía:
comer con la gente y bailar con la gente.
El sistema límbico o
cerebro emocional, también llamado “cerebro medio”, está justo debajo de
la corteza cerebral y comprende el tálamo, hipotálamo, el hipocampo y
la amígdala cerebral .
El Reptiliano: el poder real y oculto
Camuflado
detrás de los 2 sectores ya mencionados y responsable del 55% de la
constitución del sistema de preferencias, se encuentra nuestra fase más
primitiva, el cerebro reptil.
Es la zona cerebral que se encarga de
los instintos más básicos de la supervivencia: guarida, comida, salud,
deseo sexual, reproducción, cría, seguridad, venganza, codificaciones
amigo-enemigo, respuestas del tipo pelea-huye, el futuro, la muerte etc.
El Reptiliano es lo que le aseguraba a nuestros antepasados la
supervivencia. Es el que nos decía cuando podíamos quedarnos y cuando
teníamos que huir, cuando podíamos relajarnos, y cuando teníamos que
luchar, donde y cuando podíamos conseguir comida, guarida y pareja, como
cuidar y defender a los hijos, y cuando debíamos abandonar un lugar
para buscar otro.
La protección, la venganza, la identificación del
enemigo, la seguridad, el poder, la supervivencia y los hijos, son ejes
centrales en el metadiscurso reptiliano.
Gran parte del
comportamiento humano se origina en esta zona, profundamente enterrado
en el cerebro, es el mismo mismas que en un tiempo dirigió los actos
vitales de nuestros antepasados.
El reptiliano busca, guarida,
alimentación y educación y salud para la cría. El reptiliano se conmueve
cuando el candidato lo toca, come y baila con el. En interviene en el
45% restante compuesto por el cortex y el límbico, para recibir con
buena predisposición los mensajes específicos.
Sin compasión ni empatía. Sólo entiende los grandes contrastes: blanco o negro. No tiene tiempo para más.
Magia, religión y ciencia
El
cerebro reptiliano valida magia, religión o ciencia. Pero una vez que
“compra”, no sustituye sino con la la misma variable. El cerebro
emocional empatiza y el racional explica.
Para lograr esa sustitución, no se trata de convencer a nadie de nada, sino de de vencerlo emocionalmente.
Las
personas, según la teoría supranaturalista del antropólogo escocés
James Frazer creen en tres cosas tan inciertas como respetables que
comparten un mismo campo conceptual: 1) magia, 2)religión 3)ciencia.
La
refutación subjetiva de cualquiera de estas tres que apunte a lograr
una victoria emocional debe hacerlo desde la misma categoría. No vencés a
nadie emocionalmente que crea en la magia, con la religión o con la
ciencia a alguien que crea en la religión con la magia o la ciencia, a
alguien que crea en la ciencia con magia o religión.
Cuanto más
aguda sea la crisis, más influencia logrará la magia. Cuando la
situación se estabiliza, puede predominar la religión, y cuando la el
escenario alcanza niveles de desarrollo importantes, es la ciencia la
que predomina.
A la magia se la vence solo con magia.
El
discurso de poder debe reconocer con vocación de inmersión acrítica los
marcos cognitivos de los diferentes públicos, revelar empatía por los
drivers de esos marcos cognitivos, y apropiarse de los mismos, leer
miedos y demandas y problematizar para proponer, convocar, validar y
esperanzar. Intervenir y comprometer desde el discurso al sujeto de
elección con una perspectiva de un futuro distinto, mejor y alineado con
las demandas latentes de los marcos cognitivos y que de soluciones a
los mismos desde lugares nuevos, pero desde la misma categoría: magia
con magia, religión con religión y ciencia con ciencia.
Si
nuestro discurso de poder no esta alineado con los marcos cognitivos de
nuestro público, este lo rechazará o directamente no lo comprenderá, no
lo sentirá, no le hará consonancia.
Una vez que asumimos que es
magia con magia, religión con religión y ciencia con ciencia, podemos
avanzar sobre la hoja de ruta de intervención que impone ante todo un
paradigma: curioso y no furioso.
Primero escucha activa: leer el
rechazo, que es un miedo encubierto a lo que se identifica como el
problema a resolver o el enemigo a enfrentar
Luego validar, reconocer y empatizar con los sentimientos que generaron la adhesión mágica.
Para
finalmente resignificar, poner en crisis y otrogar nuevas opciones,
nuevos significados, plantenado un compromiso emocional de suerte común,
para cnstruir el discurso de poder que instale anclajes sustituyentes
para intervenir sobre la subjetividad de los sujetos de elección y así
intervnir en su sitema de preferencias.
Magia no es mentir, ni
falta a la verdad.
Magia es una acción que busca producir resultados
infrecuentes, que van más allá de lo usual con el objeto de alejar
peligros y acercar beneficios. Efectos cuya correlación con las acciones
no son explicables por la ciencia o la religión
La magia cruza límites, por eso esta atractiva
Es
un tema de percepción, para un hombre del sigo 19, Internet puede
parecer magia, o para un hombre del siglo 15, un auto también
Magia con Magia
La țarea es
1)identificar los peligros temidos y los beneficios deseados
2. Construir el ritual, el plan de acción que valide ambos dos y le de solución
3. Establecer la superioridad de tu ritual por sobre el ritual del otro ( sin atacar el ritual del otro en el cual la persona confiaba y creía)
4. Instalar la correlación directa entre nuestro ritual y efectos
5. Compartir y comprometer a las personas con una hoja de ruta y un calendario de tiempos concreto, y con los efectos en el horizonte de manera reiterada y permanente ( foco en el estado deseado)
Rubén Weinsteiner
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