lunes, 11 de noviembre de 2019

El voto del segmento "control externo" entre el miedo y el deseo

Por Rubén Weinsteiner



Todos conocemos personas que creeen  que hagan lo que hagan, nada va a cambiar. Que no depende de ellos, que depende de la suerte, de los gobiernos, de la política, etc.
Este modelo de percepción no se contradice con los que tienen el verbatim de "yo me hice solo", "nunca le pedí nada a nadie" "a mi el estado nunca me dio nada". Muchas veces estas personas tienen estas expresiones como una submodalidad esceptica frete a la política o a los ideales,justamente porque creen que "la política no sirve para nada" "los políticos son todos ladrones" "nadie te va a ayudar'
Es este un discurso antipolítico, lleno de desconfiaza hacia la politica como actividad y como herramienta de trasformación.

Los segmentos definidos por variables blandas se articulan por marcos de pertenencia, pertinencia y demandas. Estas demandas articuladoras funcionan como insumos para 'progreso" personal o colectivo. La palabra progresar implica avanzar, pero avanzar hacia adonde? Entendemos ese "progreso" como un proceso donde el principal objetivo es el desarrollo integral de las "capacidades humanas" para ampliar las opciones de vida de las personas y crear un entorno que les permita mejorar su calidad de vida.
Un conjunto de dimensiones económicas, políticas, sociales, ambientales, culturales y psicológicas, modelan el bienestar tanto social-colectivo como personal.

Esos cambios producen y ordenan percepciones que construyen desde la dimensión subjetiva  nuevas realidades.
Esas percepciones generan algún nivel de satisfacción de necesidades existentes.

Maslow diferencia las demandas de déficit, de primer grado que desbordan la subjetividad, no es se mirada personal y subjetiva, que las personas tienen que alimentarse, vestirse o tener un lugar donde dormir. Pero cubietas las necesidades de primer grado están las demandas que no resultan excluyetes para la existencia y que representan aspectos subjtivos en la construcción del "desarrollo personal".

Las demandas de segundo grado se obstaculizan cuando las demandas básicas están insatisfechas. Es esperable que que las situaciones constantes de vulnerabilidad social sean un impedimento para alcanzar la salud plena y el bienestar personal.

La pirámide de Maslow es una teoría de motivación que trata de explicar qué impulsa la conducta humana. La pirámide consta de cinco niveles que están ordenados jerárquicamente según las necesidades humanas que atraviesan todas las personas.

En el nivel más bajo de la pirámide se encuentran nuestras necesidades más básicas, como alimentarse o respirar. Cuando satisfacemos esas necesidades básicas, estamos rellenando la base de la pirámide, y solo al cubrir esas necesidades podemos subir al siguiente nivel, donde se encuentran las necesidades superiores.

El nombre de la pirámide se debe a su autor, el psicólogo humanista norteamericano Abraham Maslow (1908-1970), que en la primera mitad del siglo XX formuló en su obra “Una teoría sobre la motivación humana” (A Theory of Human Motivation) la teoría de la pirámide de Maslow, una de las teorías de motivación más conocidas.

La teoría de la pirámide de las necesidades de Maslow explica de forma visual el comportamiento humano según nuestras necesidades. En la base de la pirámide aparecen nuestras necesidades fisiológicas, que todos los humanos necesitamos cubrir en primera instancia. Una vez cubiertas estas necesidades, buscamos satisfacer nuestras necesidades inmediatamente superiores, pero no se puede llegar a un escalón superior si no hemos cubierto antes los inferiores, o lo que es lo mismo, según vamos satisfaciendo nuestras necesidades más básicas, desarrollamos necesidades y deseos más elevados.

Los 5 niveles de la pirámide de Maslow son los siguientes:

Creencia del control externo

La variable creencia de control externo, refiere a la convicción acerca del grado en que las propias acciones, la propia conducta pueden ser eficaces o no, para modificar positivamente el entorno y las condiciones objetivas y sujbetivas de vida.
Las personas que se sienten a merced del destino o de las autoridades, o de "los políticos", consideran que su accionar está dirigido por la otredad con poder, revela la creencia de un control externo e inamovible.
Esas personas creen que hagan lo que hagan, nada va a cambiar y que sus demandas no serán satisfechas por el hecho de esforzarse o mover las cosas en un sentido o en el otro.
Estas personas desestiman la eficacia del propio accionar, son altamente influenciables a la coerción social y tienen una baja motivación y bajas expectativashacia el futuro.

Estas creencias  si bien son internas, tienen un componente cultural colectivo de características tribales.
Casi tres de cada diez personas, se perciben sometidos a una creencia de control externo.Mayormente son varones de 35 a 59 años sin secundaria completa, y cuanto más abajo está en la piramide social, cuanto menos ingresos posee, registran mayores posibilidades de percibirse sometidas a un control externo.Y también aumenta a mayor distancia de las grande ciudades.
En épocas de crecimiento económico cae la cifra de los integrantes de este segmento.

Este segmento dice no esperar nada de la política, pero siente otra cosa. Espera "todo" o por lo menos demasiado, y tiene tanto miedo a ser defraudado que dice no esperar nada.
Que espera el que dice no esperar nada pero lo espera todo y más?
Encontramos demandas latentes de primero, segundo y hasta quinto grado, envueltas en un discurso pesimista y atravesado por la incredulidad y el escepticismo. Esa incredulidad está apoyada en la valoración negativa de la política y de los políticos y en el miedo a ser defraudado, a "que se aprovechen de mi", a que "yo los voté y ellos se beneficien y yo me perjudique". Está presente también el dolor de haber sido defraudado no una sino varias veces.

El deseo

El sujeto de elección del "control externo" espera ser sorprendido, espera que sus creencias se verifiquen como incorrectas. Espera la disruptividad en el despliegue de la marca política. El diálogo "uno a uno" a la altura de los ojos, desprovisto de artificios, que no pida crédito, porque no está dispuesto a darlo. El discurso para el segmento "control externo" tiene que pagar en efectivo y por adelantado en términos de la construcción de percepciones. El posicionamiento a construir debe poner poner en emergencia el deseo del otro, sin expresarlo, pero que todos sepan que está.
Reinstalar el deseo a pesar del miedo a ser defraudado

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