jueves, 18 de febrero de 2016

Segmento Bohemio: #marcapolíticas que pueden ser continente y canal en el #votojoven



Por Rubén Weinsteiner 

Dentro de los segmentos del #votojoven, encontramos un colectivo muy definido, transversal y con especificidades y particularidades, ordenado por algunas variables duras, por demandas y fundamentalmente por variables blandas definidas por marcos de pertenencia y pertinencia.

Dentro de los cruces de segmentación, el abordaje del segmento bohemio como tal, presenta problemas particulares y oportunidades.



¿Podemos hablar hoy de jóvenes bohemios? ¿Existen?

La caracterización “bohemios” nos permite segmentar y abordar a un colectivo con heterogeneidades intensa, de origen, de habitat, de procedencia familiar, de nivel educativo, de nivel de ingresos, con moratoria social para poder vivir sin trabajar o no.

Es decir jóvenes bohemios hay en las ciudades, en los conurbanos, en la ruralidad, los hay universitarios, los hay sin formación sistémica, los hay pobres y los hay ricos, hijos de la creme de la creme e hijos de inmigrantes pobres.



La segmentación que aplicamos para interpelar al segmento bohemio, es una segmentación por estilo de vida, por actitud, por creencias que superan lo coyuntural

Este segmento está definido por las motivaciones internas de sus integrantes, lo que Madison Avenue llamaba realizados socio-conscientes, donde la referencia está adentro, de ellos mismos y de la tribu, más que en el mainstream, los medios, “la moda”, los trenes que rigen para el resto.

Junto con la contestación, el inconformismo y la puesta en crisis de normas y pautas que los benefician pero que rechazan, la creación par sustituir por sobre la crítica, y la oposición lateral, es decir que se oponen de una manera no funciuonal a lo establecido porque no critican las formas y la superficie, sino el fondo y los principios ordenadores.

Este discurso inhabilita al discurso dominante del debate frontal y directo y lo incómoda porque lo deja inerme y sin capacidad de reacción.

¿Que es la bohemia? ¿Quiénes son los bohemios? ¿De donde vienen?

En el comienzo del siglo veinte, junto con las crisis culturales modélicas, irrumpen las corrientes utopistas, idealismos colectivistas, nacionales, liberales, etc.

En ese escenario de crisis de paradigmas irrumpe la bohemia. Jóvenes que ante todo exigían la libertad “en todo” y que visibilizaban contradicciones del orden establecido, señalando la impostura, las mentiras, la falsa moral que esconde una inmoralidad más grave que la que el establishment denuncia, la mala administración por parte de los gobiernos, la falta de flexibilidad y creatividad, la hipocresía, la doble vara, y que comienza a ver al sujeto trabajador como el más perjudicado por las reglas del juego y al que hay que representar y darle visibilidad a sus problemas y voz a sus demandas.

Los jóvenes bohemios establecen un primer clivaje con la burguesía, y el modernismo contestando al positivismo, se pone del lado de los jóvenes bohemios, mediante un disenso formal activo.

Los jóvenes bohemios planteaban una renovación cultural, con una sociedad más integradora, transparente, auténtica, que legitimara actos privados que todos hacemos, que validara lo “raro” lo “extraño” como “normal” y sobre todo que tuviera valores propios más allá de los importados. Proponían un hombre nuevo, marcos de pertenencia superadores de lo territorial. Proponían acción creativa sustitutiva y disruptiva. Es decir, no sólo criticamos sino que podemos hacerlo diferente y ahora mismo.

El mainstream positivista se defendía. Los jóvenes bohemios eran, según la narrativa dominante: sucios, irresponsables, apartidas, herejes, vagos, borrachos, adictos, delincuentes, parásitos sociales, promiscuos, fracasados, locos, etc.

Max Nordeau describía a la bohemia como: “formas de descomposición intelectual y degradación espiritual que por priorizar los resortes emotivos suponen un atentado al mejoramiento científico de la raza”.



París fue la meca de la bohemia en el comienzo del nuevo siglo. Son jóvenes en sus veintipico, que hacen suyo el Boulevard Saint Michel, muchos son intelectuales, artistas o por lo menos a eso aspiran, se consideran outsiders, otros escapan de persecuciones, y buscaban un espación expresivo sin censuras. No tenían dinero, aún cuando algunos venían de familias ricas.

Eran austeros pero organizaban su estilo de vida y lo institucionalizaban. El barrio Montmatre fue declarado comuna libre e independiente de Francia. Poca plata, muchas ilusiones e ideales, disfrute de la libertad y la tolerancia, y bellas jóvenes que dejaban a sus familias para abrazar ese estilo de vida como artistas o como musas de estos.

En su Carta a la Juventud, Emile Zola los describe como amantes de la libertad, rebeldes frente a la fuerza del estado, la injusticia con los más humildes y el rechazo a la clase política y al periodismo corrupto.



Jóvenes bohemios fueron apareciendo en casi todas las ciudades importantes. Los cafés, los diarios contestatarios, las universidades donde se cuestionaba el orden establecido, donde se planteaba como límite la claudicación “la transa” con el sistema, la genuflexión con la autoridad, la obsecuencia con el mainstream y donde el la tensión y la sustitución eran la plataforma sobre la cual se desplegaban las necesidades, fantasías y deseos de los jóvenes bohemios.

La bohemia tuvo también vicios que le hicieron poner en crisis muchas de sus ideas, paradigmas y formatos de acción. La elitización alejó a algunos de la gente de a pie, para transfomarlos en minorías esclarecidas y lejanas, que fueron perdiendo contacto con aquellas cosas que pretendían cambiar.

La bohemia como formato fue evolucionando con las distintas generaciones de jóvenes. Siempre hubo algunos que se recluyeron en esa torre de marfil del elitismo, pero la evolución cultural, social y política potenciada por los medios, desde los diarios, las radios y la TV a mediados del siglo 20, hasta la Web social hoy, crearon una bohemia más inserta en el teatro social y político.


Hipster subcultura bohemia

La cultura hipster es una subcultura de jóvenes bohemios de clase media-alta que se establecen por lo general en barrios que experimentan procesos de gentrificación. Se asocian a tendencias musicales indie y alternativas, a una moda alejada de las corrientes predominantes, basados más en lo independiente (que incluye artículos vintage), a posiciones políticas progresistas (de izquierda), al consumo de alimentos orgánicos, productos artesanales y ropa de segunda mano. Se caracteriza por una sensibilidad variada, alejada de las corrientes culturales predominantes (mainstream) y afín a estilos de vida alternativos.


El término Hipster se usa para describir la tendencia hacia lo «alternativo» o la «antimoda», una subcultura o moda urbana enraizada en las clases medias o clases altas, compuesta por gente joven moviéndose de sus barrios al centro de la ciudad. En la cultura juvenil, hipster usualmente se refiere a personas jóvenes con gusto por la música alternativa, el skateboarding u otros deportes urbanos, con un sentido irónico de la moda o una u otra manera de estilo «bohemio».

Son generalmente asociados con la cultura alternativa, en particular la música alternativa, incluyendo el indie rock, el denominado post-rock, la música electrónica y la música experimental, el gusto por el cine independiente o cualquier otra forma de música o cultura no mainstream, indumentaria sacada de ventas de saldos y ropa usada, comida orgánica, el consumo de la cerveza local, la escucha de la radio pública, u otras elecciones de consumo no habituales. Suele frecuentar cafés culturales, bares pequeños o restaurantes acogedores y sus áreas de trabajo son las creativas, humanas o tecnológicas.

En 2003, el libro de humor satírico de Robert Lanham The Hipster Handbook afirmó que los hípsteres son gente joven con cortes de pelo como The Beatles, portando bolsos estilo retro y zapatos de plataforma, hablando por celular, fumando cigarrillos europeos, y con una biografía del Che Guevara.4

El término hipster también es considerado un estereotipo que fue eclipsando a la verdadera cultura indie, lo que provoca que se cree un estigma del que ellos quieren escapar para poder presentar libremente su arte.





Muchos jóvenes bohemios, en todo el mundo, saben que para poder vivir de lo que les apasiona deben hacerlo monetizable, tanto sea si tienen una banda, si escriben, si hacen teatro o cine o se dedican a la plástica. Hay jóvenes bohemios que trabajan en una oficina o en un banco y usan traje, y que ven a su trabajo como una forma de obtener lo necesario para poder vivir de acuerdo a sus reglas.

La actitud bohemia es transversal al #votojoven, a os jóvenes en general. Hay muchas formas de ser bohemio. Los jóvenes bohemios tienen heterogeneidades de origen pero homogeneidades referenciales y actitudinales.

Lo que persiste en el espíritu del joven bohemio, es el inconformismo, la crítica profunda, no superficial ni de formato, al sistema, poniendo en crisis reglas “intocables” para el establishment, con un dinamismo que presiona la máquina social, la hace rechinar, como decía Adorno, y que articula y ordena microsegmentos nuevos por demandas.

Creación o frustración, plantear incomodidades y demandar cambios o sobreadaptarse, ponerse el traje y entrar a trabajar a un banco. Los jóvenes bohemios siempre se sitúan entre dos épocas, porque siempre estamos entre dos épocas, donde lo nuevo suele carecer de fisonomía explicita y se manifiesta con detalles aparentemente aislados e inconexos. Y donde lo viejo le cierra a muchos, le da seguridad a la mayo,ría pero presenta contradicciones cada vez más intensas.

Los segmentos bohemios ven los cambios como inexorables, están convencidos que el tiempo juega a su favor, y que los viejos sólo intentan hacer durar más aquello que les da ventaja.

Por eso el paradigma bohemio junto con la contestación plantea la creación de una realidad alternativa que desplace la caducidad organizada.

El paradigma del voto bohemio es la creatividad y pensamiento lateral puesta a favor de la construcción desde los márgenes, más que en la crítica funcional.

El segmento bohemio no es funcional al poder, porque no es un crítico superficial del mismo. Crítica lo macro y quiere generar nuevas realidades para sustituirlo.

La bohemia se siente capaz de construir y de sustituir, para eso revela creatividad, seguridad y compromiso. El joven bohemio sabe que hace falta cambiar las cosas, sabe que puede, y está dispuesto a comprometerse con la acción.

El factor bohemio en el #votojoven requiere de una promesa de marca política proactiva, donde se le legitime la voluntad de hacer por sobre contestar, donde la marca política es canal para la realización del sujeto joven de elección y de la creación superadora.

Un discurso unplugged, desprovisto de artificios, exhibiendo debilidades y limitaciones, logrará empatía e identificación en el segmento bohemio

Los jóvenes bohemios son sujetos politizables pero no necesariamente politizados.

Pueden comprometerse o replegarse depende de la invitación al compromiso.

Pueden enamorarse de una promesa de marca política y evangelizar, en tanto y en cuanto se los habilite a desplegar y se canalice su potencial de acción.

Con los jóvenes bohemios también funcionan los movimientos más que las campañas

El segmento busca un continente y un canal. Hay que escucharlo más que hablarle, tomar nota, y pensar en los términos del segmento.

El discurso para el voto bohemio debe plantear la institucionalización de ese continente y ese canal.

No buscan un líder hacedor, sino alguien que confíe en ellos, es habilite caminos para actuar, y no se ubique cerca, sino entre ellos.



Rubén Weinsteiner

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