sábado, 12 de enero de 2008

Taiwan: la incógnita de las urnas y el papel de Washington

En el período comprendido entre enero y marzo, Taiwan será llamado a las urnas para renovar su Parlamento, elegir un nuevo Presidente y expresarse sobre la candidatura de Taiwan a formar parte de las Naciones Unidas. Los equilibrios de la región se juegan entre la “one-China policy” (política de la China única) y la independencia formal.Mientras Pekín continúa decidida a impedir la independencia de Taipei, incluso usando la fuerza, Washington se ve obligada a realizar delicados cálculos para evitar una peligrosa crisis. La alternativa más plausible a la actual “estrategia ambigua” de Washington parece residir en la cooperación económica multilateral, que ofrecería a Estados Unidos una oportunidad muy válida para reafirmar su presencia en la región.

Mañana, 12 de enero, los taiwaneses serán llamados a las urnas a causa de las elecciones parlamentarias, mientras que el 22 de marzo se celebrarán las elecciones presidenciales. En este contexto, los electores serán llamados también a expresarse, mediante referéndum consultivo, sobre la oportunidad de proseguir con la política del actual Gobierno, que está tratando ingresar en las Naciones Unidas.Las inminentes elecciones podrían resultar cruciales e influenciar en las otras dos citas electorales. El nuevo sistema, uninominal con doble preferencia, debería favorecer el éxito de los partidos más fuertes, pero sus beneficios dependen en gran medida de la habilidad que los dos mayores partidos -el DPP (Democratic Progressive Alliance) y el KMT (Kuo Min Tang)- tienen para mostrarse compactados.El duelo entre el KMT y el DPP para las presidenciales se presenta cargado de polémica: tanto Ma Ying-jeou, ex alcalde de Taipei y candidato por el KMT, como el actual presidente Chen Shui-bian (DPP), ya al final de su segundo y último mandato, fueron absueltos -el primero hace pocos meses- de cargos por corrupción.Las anteriores campañas presidenciales (la del 2000 y la de 2004) se centraron precisamente en el tema de la corrupción, además de en el correcto funcionamiento de la joven maquinaria democrática de Taiwan. La larga ofensiva judicial ha debilitado la imagen de los dos principales partidos a los ojos de la opinión pública; pero, sobre todo, ha desviado el centro de atención del estatus territorial de la isla, probablemente el tema más espinoso de Taiwan. Mientras que Ying-jeou promueve una lenta y gradual reunificación con la “madre patria” China, su adversario, Frank Hsieh (DPP), apuesta por la independencia de la isla. Finalmente, el referéndum en el que se decidirá si presentar a Taiwan como candidata para las Naciones Unidas (en otras palabras, un referéndum sobre la independencia formal de Pekín), ha sido criticado en las últimas semanas por buena parte de la comunidad internacional, mientras la Secretaria de Estado americano Condoleeza Rice lo ha definido como “provocativo”, reafirmando la “one-China policy”.
La política del Estrecho en la era post Kuo Min Tang

Acreditada como República de China (ROC, por sus siglas en inglés), y representada por los militares exiliados de Chiang Kai-shek, Taiwan ha sido la entidad territorial más pequeña en ocupar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, durante más de 22 años. Sólo después de la visita oficial de Richard Nixon a Pekín, en 1971 (una victoria diplomática que marcó una época para el Gobierno de Mao), la resolución 2758 sancionó la restitución de su puesto a la República Popular China (RPC), del que había sido privado tras la victoria comunista de 1949. Sin embargo, Taipei sufre ahora un fuerte aislamiento diplomático: el número de países (del Pacífico, principalmente, y de África) que reconocen a la ROC ha descendido a menos de treinta.

La larga fase de reformas inaugurada a mitad de los años setenta por Chiang Ching-kuo (hijo de Chiang Kai-shek), si bien se caracterizó por las fluctuantes relaciones con Pekín, condujo a la isla hacia notables aperturas económicas y políticas, las cuales culminaron en el año 2000 con la elección del primer Presidente no perteneciente al KMT después de 50 años (el KMT es el partido histórico de Taiwan, fundado por Sun Yat-sen, y sucesivamente guiado por Chiang Kai-shek).Sobre el plano económico, el DPP ha dado a Pekín notables muestras de distensión: durante el primer mandato de Chen Shui-bian, Taipei aprobó la eliminación de la barrera comercial que -durante medio siglo- había impedido el comercio con Pekín, y firmó su ingreso en la OMC pocas semanas después de China.En el campo político, por el contrario, la aprobación del Referéndum Bill en el 2003 por parte del Yuan (la Asamblea unicameral de Taiwan), volvió a crispar las relaciones con la RPC. La ley permitía al Gobierno de Taiwan someter a su población a referéndum decisorios, y aunque fue limitada por algunas enmiendas introducidas por el KMT (el nombre, el estatus y la bandera de Taiwan no pueden ser objeto de referéndum), ha representado una conquista histórica para esta joven democracia. Se experimentó por primera vez coincidiendo con las elecciones del 2004: constatado el despliegue de centenares de misiles chinos en dirección a la isla, se solicitó a los electores confirmar su derecho a la autodefensa y el proseguimiento de las negociaciones con Pekín. Si bien ambas obtuvieron una respuesta positiva en una medida superior al 90%, la falta de quórum impidió su validez. La denominada ley anti-secesión, que legitima el uso de la fuerza contra Taiwan en el momento en que se proclame independiente, ha representado la respuesta oficial de Pekín a las aspiraciones separatistas de la isla.El eco de las relaciones entre Taipei y Pekín se hace sentir más allá del Estrecho de Taiwan, en particular en Estados Unidos, que para Taiwan representa un protector y un importante socio económico; y en Japón, que para Washington es el principal aliado estratégico del área.
EE.UU. e intereses económicos

En 1996 el Gobierno chino decidió efectuar pruebas con misiles a una distancia inferior a 60 km de los dos principales puertos de Taiwan. Washington, a pesar de las protestas de Pekín, reaccionó a esta iniciativa enviando naves militares a lo largo de las costas de la isla. Si, actualmente, el Pentágono se encontrase en la necesidad de afrontar una nueva provocación china en el Estrecho, las probabilidades de que se produjera una respuesta tan decidida como la de 1996 son claramente inferiores. Por un lado, la maquinaria militar no representa una opción cómoda para la Casa Blanca (las Fuerzas Armadas estadounidenses deben hacer frente a grandes compromisos en Irak y Afaganistán); por otro, la cooperación económica, especialmente la regional multilateral, parece mostrarse más adaptada para resolver el conflicto.

China se coloca en el primer lugar entre los compradores de los productos made in Taiwan, mientras que el peso de las exportaciones estadounidenses en relación con China ha registrado en la última década un aumento de los 12.000 a los 55.000 millones de dólares, una cantidad que supera las exportaciones estadounidenses combinadas a Argentina, Francia, Italia, España y Rusia.En lugar de hacer frente al crecimiento de Pekín a través del rearme de Japón y de Taiwan, reafirmando a Taipei en el mantenimiento del statu quo; podría encontrar más útil y ventajoso recurrir a la economía para superar la “estratégica ambigüedad” de la región. Considerando que China participa más activamente que Estados Unidos en los consensos multilaterales constituidos por la ASEAN+1 (Asociación de Naciones del Sureste Asiático más China), la ASEAN+3 (ASEAN más China, Japón y Corea del Sur), la APEC (Cooperación Económica del Asia-Pacífico, por sus siglas en inglés), y la SEF (Shanghai Economic Forum), una activa y atenta participación de Washington podría ligar todavía mejor sus propios intereses tanto con Taipei como con Pekín, especialmente en la APEC, donde Taiwan posee un puesto. Si bien el resultado de estas iniciativas depende fuertemente del inminente desenlace en las urnas, un empuje de Washington hacia el fortalecimiento de la interdependencia económica entre los países del Pacífico parece más probable, y seguramente menos arriesgado, que las acciones militares cargadas de incógnitas.Por último, el acuerdo económico parece seductor, ya que la visión económica común entre Pekín y Taipei, no va acompañada de acuerdos políticos.
Conclusiones

En las vísperas de las votaciones en Taiwan, el referéndum sobre la adhesión a las Naciones Unidas por parte de la isla está suscitando las preocupaciones de Pekín, Washington y Tokio. Considerar atentamente las posibilidades de iniciativas multilaterales en el ámbito económico podría ayudar a Washington a resolver un conflicto potencial, reafirmando su propio papel en la zona.

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